miércoles, 14 de julio de 2010

Orígenes


Hablar hoy en día de música electrónica equivale casi a hablar de música. Pocos son los trabajos, no sólo en las corrientes Pop sino dentro de toda la música compuesta actualmente, en las que no aparezca ningún sonido generado electrónicamente.

Todavía existen personas que afirman que la electrónica resta creatividad a la música. Pero el hecho es que antaño un compositor debía esperar para escuchar su propia sinfonía a que una orquesta se decidiese a tocarla, mientras que hoy, gracias a los sintetizadores, secuenciadores y ordenadores, puede escucharla antes de hacerla pública. La creatividad musical del compositor ha dado un salto impresionante. Hoy, el autor puede componer sin la tediosa mediación de partituras, conocimientos de solfeo y demás. Puede interpretar todos los instrumentos que aparecen en su trabajo, y diseñarlos a su antojo, con lo cual no se limita a crear notas, sino también sonidos. Incluso puede generar e interpretar en el teclado voces, coros, lluvias, ventiscas, cantos de aves, y cuantos sonidos captamos en nuestro universo, gracias a los muestreadores. Su dominio es total. Tiene en sus manos poder expresar todo lo que surge de su creatividad.

LAS DIVERSAS CORRIENTES
La música electrónica, sintetizada o por ordenador, no tiene estilo en sí misma. Se trata de música interpretada por instrumentos electrónicos. Sin embargo, y si bien éstos son usados habitualmente hoy en día, existen determinadas corrientes más propensas a su utilización, o pioneras en su momento. Tal vez la más representativa sea el conjunto de estilos cada vez mayor reunidos bajo la etiqueta de New Age (Nueva Era), que incluiría la Música Cósmica, la World Music, y otras. A continuación, ofrezco un repaso a los estilos más vinculados a la electrónica.

TECNO. Éste es el estilo más conocido de todos los vinculados a la electrónica. Es innecesario explicar en qué consiste. Lo que quizá no sepa todo el mundo es cuál fue su origen. El Tecno se gestó a fines de los años 60 y nació a principios de los 70. Alemania fue su cuna de nacimiento, y se le atribuye su paternidad al grupo Kraftwerk, que en 1971 ya hacía este tipo de música.

ROCK PSICODELICO, SINFONICO Y / O ESPACIAL. Es un estilo también bastante conocido, que cuenta en su historia con nombres como Pink Floyd, King Crimson, Genesis y otros. Podríamos también incluir bajo esta etiqueta (aunque no exclusivamente) a Mike Oldfield, Peter Gabriel, y otros artistas pop de difícil clasificación que han mostrado una relación estrecha con el universo electrónico. El boom de estos tipos de rock se produjo en los 60, con Pink Floyd como cabeza visible del sector más vanguardista, y alcanzó su madurez en los 70. Estos estilos podrían considerarse como el padre del Tecno.

MUSICA PLANEADORA. Denominada también Cósmica o Ambient, y conocida en sus inicios como Nuevo Rock Alemán, por ser Alemania el país de donde surgió con más fuerza. Sus orígenes son muy complicados. Si nos atenemos al arte y no a la tecnología, Bach, Debussy o Wagner podrían haber estado haciendo este tipo de música. De hecho, la música cósmica típica es una fusión de clasicismo y nuevas estructuras musicales, que incorpora melodías ensoñadoras y ritmos complejos. La Música Planeadora es el estilo más marcadamente electrónico de todos. A menudo sirve de banco de pruebas para prototipos de sintetizadores, y es el destinatario de mucha de la tecnología musical más sofisticada. La gran explosión de tecnología musical de los años 70 tuvo en la Música Cósmica su principal receptor.

MUSICA ELECTROACUSTICA / CONCRETA. Esta corriente, en su continua búsqueda de nuevos caminos sonoros por explorar, produjo la más memorable serie de exploradores de la música electrónica previos a la aparición de los primeros sintetizadores manufacturables a gran escala. Gente como Milton Babbit o Mauricio Kagel, entre otros, son pioneros en la producción de música exclusivamente electrónica.

MUSICA MINIMALISTA. Podría describirse como música repetitiva, que ha heredado algo de la Electroacústica y algo de la Planeadora. Entre los artistas más destacados de esta corriente cabe citar a Steve Reich y Philip Glass.

JAZZ ELECTRONICO. Como es bien sabido, dentro del jazz existen numerosos estilos. Algunos de ellos pueden etiquetarse como Jazz Electrónico, debido a que en ellos los instrumentos típicos del Jazz han sido sustituidos total o parcialmente por sintetizadores. El ejemplo más claro es el del compositor brasileño Wagner Tiso.

Al margen de estos géneros, otros se han beneficiado también, aunque en mucha menor medida, de los sintetizadores y otros instrumentos electrónicos avanzados. Incluso ¡la Música Clásica! ha tenido memorables grabaciones electrónicas. Aunque los compositores clásicos no dispusieran en su época de sintetizadores, la suya, y más concretamente la de ciertos autores, es una música que se presta fácilmente a su interpretación mediante sintetizador. Por eso tuvieron tanto éxito a fines de los años 60 las obras de Bach interpretadas al sintetizador por Wendy Carlos. O las de Debussy, Stravinsky, Prokofiev, Strauss y otros tocadas por Isao Tomita.
Podríamos seguir tratando de poner etiquetas para definir distintos estilos dentro de cada una de estas corrientes, pero sería etiquetar por etiquetar. La propia imposibilidad de definir con palabras la música hace que a menudo las etiquetas sean ambiguas, y por eso sólo es conveniente usarlas para definir campos muy amplios. Sin duda la única etiqueta precisa es la de cada autor.

El primer instrumento enteramente electrónico fue el Telarmonio, inventado en 1900 por Thaddeus Cahill. La música interpretada con este aparato se transmitía a domicilio a los interesados por medio de las recientes redes telefónicas. Esto supuso además la primera experiencia de Hilo Musical. Importantes logros para un importante tiempo. Aquélla fue la época en que germinó el espíritu científico que habría de hacer posible con el paso de las décadas la revolución de los instrumentos eléctricos dentro de la música, desde los más simples como la guitarra y el órgano eléctricos, a los más complejos como el sintetizador y el sampler. Sin embargo, durante aquellos años, los instrumentos electrónicos y la propia música electrónica fueron dominio exclusivo de inventores solitarios, generalmente incomprendidos por una sociedad victoriana aferrada a los conceptos musicales tradicionales.

LOS ASOMBROSOS AÑOS VEINTE
Tras la Primera Guerra Mundial, se produjo un notable incremento de nuevos instrumentos musicales electrónicos. En Alemania, Jorg Mager inventó un instrumento electrónico sin teclado, cuyas notas musicales se determinaban girando una manivela que regulaba la frecuencia del sonido. También construyó un órgano electrónico de tres teclados, que incorporaba diversos timbres, y el calidófono, instrumento monofónico de teclado que permitía mezclar sonidos.

El ruso Lev Termen (o Lev Theremin en la transcripción francesa) creó el Termenvox, conocido también como Theremin (derivado de su apellido). Este instrumento carecía de teclado. Las notas sonaban moviendo las manos ante unas antenas que surgían del aparato, singular mecanismo de interpretación que recuerda al del Arpa Láser tocada por Jean Michel Jarre. Los instrumentos electrónicos se multiplicaron.

El Terpsitone fue una especie de hermano mayor del Termenvox, capaz de ampliar su acción musical al movimiento de todo el cuerpo, con lo cual, tocar este instrumento se efectuaba mediante la danza. El Ritmicon era un precursor de los actuales secuenciadores. Además de estos instrumentos, Lev Termen diseñó un violoncelo eléctrico, una primitiva caja de ritmos, y un instrumento electrónico provisto de teclado. Hugo Gernsback, el inventor del término ciencia-ficción, y editor de relatos de ese género, diseñó el Pianorad, dotado de un teclado polifónico.

Aparecieron en Francia el órgano electrónico Givelet-Coupleaux, que proporcionaba hasta 76 sonidos diferentes, y el Ondes Martenot que tuvo un éxito lo bastante duradero como para ganarse un puesto propio entre los instrumentos musicales convencionales.

El éxito de la música interpretada con tan singulares instrumentos no se hace esperar. Lev Termen realiza giras musicales por toda Europa, y se instala en EE.UU. Toca sus instrumentos con la Orquesta Filarmónica de Nueva York.

Aparecen interpretes especializados en instrumentos electrónicos, como por ejemplo Clara Rockmore, una legendaria virtuosa del Termenvox, y se componen obras de música electrónica (o semielectrónica) como por ejemplo Electric Symphony (1932), o Symphonic Mystery for Termenvox and Orchestra (1924), además de diversas bandas sonoras para películas.

LA DECADENCIA
El gran interés que en la sociedad industrializada despertaban los instrumentos electrónicos por ser una sorprendente novedad técnica, se apagó a fines de los años 30. Y puesto que la música que interpretaban era convencional, o bien demasiado compleja y dispersa, la embrionaria música electrónica dejó de atraer al público de la época. Existía la tecnología, pero no un bagaje artístico-cultural que permitiese aprovecharla para crear una música plenamente diferente, cuya esencia se hallase en el alma de esa tecnología, no en adaptaciones de estilos desarrollados en base a los instrumentos acústicos. El progreso técnico logrado estaba demasiado por delante del cultural.

A causa de todo ello, la conmoción suscitada por la música electrónica cesó al acabar la década de 1930. Lev Termen regresó a la URSS. Jorg Mager murió. El inicio de la Segunda Guerra Mundial dirigió la atención de la sociedad hacia otras cuestiones más prioritarias que la investigación de nuevos lenguajes musicales, y las aguas del olvido engulleron la llave que podía haber abierto un nuevo universo musical décadas antes de la época en que ello fue por fin posible.

Algunos Precursores
Hay que remontarse al principio de este siglo para encontrar ya antecedentes claros de la música electrónica. En aquella época, los compsositores en su afán de encontrar nuevas sonoridades agrandan la orquesta sinfónica al máximo e incorporan nuevos instrumentos, pero esto no bastaba. Así, el compositor Ferruccio Busoni en su "Esbozo de una estética musical" (1907) deja constancia del agotamiento de los instrumentos tradicionales y de la necesidad de incorporar nuevos timbres, poniendo todas sus esperanzas en los instrumentos eléctricos que entonces ya empezaban a aparecer. Busoni no se dedicó a llevar a la práctica sus ideas pero el compositor Varése y el grupo Futurista las desarrollaron con mucho entusiasmo. Unos y otros integraron el ruido como elemento de primera importancia en la música.
Varése sacó a primer plano a los instrumentos de percusión en la orquesta, explotando su importancia tímbrica. Se adelantó a su tiempo empleando efectos sonoros en sus obras orquestales que después serían típicos de la música electrónica como reproducción acelerada o ralentizada de cinta, mezcla de sonidos independientes, cinta reproducida al revés, etc. Por otra parte Luigi Russolo, fundador del Movimiento Futurista, sintió la necesidad de crear un nuevo tipo de arte basada en los ruidos, para lo cual construyó un órgano de ruidos que era un conjunto de instrumentos mecánicos, los "Intonarumori", con hombres tan sugerentes como ululatori, crepitatori o stropicciatori. Además de la búsqueda de timbres también se construyeron nuevos instrumentos para investigar los microintervalos y las afinaciones alternativas a la escala temperada, como es el caso de Harry Partch con sus marimbas o Julián Carrillo con sus pianos de sextos y dieciseisavos de tono. A principios de siglo también aparecieron los primeros instrumentos basados en la electricidad. Uno de ellos, el Telearmonium inventado por Taddeus Cahill, producía sonido mediante dinamos y los transmitía por teléfono. No tuvo mucho futuro, se supone debido a problemas de manejo ya que pesaba doscientas toneladas. Otro instrumento interesante, que se utiliza todavía, fue el Theremin (1920) cuyo sonido se controla moviendo las manos entre dos antenas. De todos estos instrumentos pioneros sólo las Ondas Martenot consiguió un repertorio importante de música escrita especialmente para él.
Música Concreta: El Pre-Sampling
Pero lo que permitió los mayores avances fue el magnetofón de bobina, con el se pudo grabar y manipular el sonido con una calidad y facilidad desconocida hasta entonces. Así, en 1948 Pierre Schaeffer, ingeniero de Radio Francia, empezó a componer grabando sonidos y ruidos varios que posteriormente procesaba. A este nuevo arte le llamo "Música Concreta", ya que, al contrario que la música instrumental abstracta se basaba en sonidos de la realidad. Era una música no realizada con notas sino con "objetos sonoros", que procedían de grabaciones manipuladas o no, y a los que se situaba en el tiempo de una forma nueva, cortando y empalmando cinta.
Esta distorsión de la realidad daba a dicha música un aire bastante surrealista. Una de sus primeras obras, por ejempló, el "Etude aux chemins de Fer" se basaba en ruidos de trenes. Un clásico del género es la "Symphonie pour un homme seul" (1949-50), realizada, sobre sonidos de la voz, por Schaeffer y su alumno P. Henry. El impacto plástico de estas obras fue grande, Maurice Bejart creó coreografías para muchas de ellas.

Pierre Henry, cultivó en estilo muy literario, su pieza "Le microphone bien tempéré" (1950-51) es otro clásico del género. Más adelante utilizaría los sonidos electrónicos además de los concretos, pasándose a llamar música electro-acústica. Alcanzó un gran virtuosismo en la manipulación del material sonoro, en obras como "Misa para el tiempo presente" que también figura en el repertorio de Béjart. La música de Henry es más sensible que la de Schaeffer, prefiriendo la manipulación sonora intuitiva a la formulación teórica de éste.
Estos dos pioneros fundaron un Laboratorio en Radio Francia en París en torno al cual se congregó un grupo de trabajo formado por investigadores y compositores. Entre ellos Michel Philippot, Mimaroglu o Luc Ferrari que aplicó la electroacústica al teatro musical. Así mismo Françoise Bayle, el actual director de dicho estudio, que desde sus primeras obras como "Tres retratos de un pájaro que no existe" obtuvo unos resultados muy poéticos.
Varése también pasó por Radio Francia y por fin pudo ver sus aspiraciones cumplidás en parte cuando compuso su "Poeme electronique" (1958), música pensada pare ser interpretada a través de 350 altavoces instalados en el edificio del Pabellón Philips (diseñado por Le Corbusier) junto con imágenes proyectadas en las paredes. Es una de las obras maestras de la música concreta, en la que se alcanza un equilibrio entre los sonidos evocativos y su articulación temporal, sin llegar a la trivialidad como ocurre en muchas obras del género. Iannis Xenakis compuso varias obras en dicho estudio, entre ellas "Bohor" y "Orient-Occident"; este compositor, más interesado en lo abstracto, utiliza los sonidos concretos para edificar mediante mezclas repetidas grandes masas y climax sonoros. Pierre Boulez también realizó "Dos estudios" (1955) con la técnica concreta pero pronto vió que se agotaban las posibilidades de ésta, quizás sintiendo la necesidad de una investigación más "seria" e interdisciplinar que luego llevaría a cabo fundando el I RCAM.

En los comienzos de la música concreta el sonido se procesaba mediante manipulación de la cinta y electrónicamente. En el primer casa utilizaban varias técnicas come reproducir a distinta velocidad, al revés, cortar trozos del sonido, por ejemplo el ataque, consiguiendo otro irreconocible, etc. O se podían empalmar muchos sonidos y conseguir otro complejo, o empalmar el principio y el fin de un trozo de cinta para formar un bucle sin fin. Técnicas todas ellas que hoy se realizan fácilmente con samplers, entonces se realizaban con tijeras y cinta adhesiva. Como el multipista no existía, las mezclas se realizaban reproduciendo varias cintas simultáneamente. También Radio Francia contribuyó al desarrollo de la espacialización del sonido (estéreo y cuadrafónico), diseñando sistemas de altavoces distribuidos en la sala de conciertos. Entre las manipulaciones electrónicas figuraba el filtrado de bandas de frecuencia, muy apropiado para los espectros complejos de los sonidos concretos, también la reverberación y la modulación de anillos.
La música concreta tenía algunos problemas. Pierre Schaeffer realizó un estudio teórico ambicioso de catalogación de sonidos grabados, creando una compleja terminología a incluso un "solfeo" especial. Su esfuerzo tuvo pocos seguidores, ya que el aplicar repertorios de sonidos en varias obras hacía que estos perdieran interés. También, al ser muchos de estos sonidos reconocibles convertían la música en literatura, casi siempre trivial, ya que el oyente evocaba sus propias historias con ellos y no los sentía como objetos sonoros liberados de las asociaciones del mundo sensible. La posibilidad de utilizar sonidos generados electrónicamente, a la que Schaeffer siempre se opuso rotundamente, se revelaba come otra opción a tener en cuenta.

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